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El Yoga, el Pranayama y la Meditación Hicieron un Cambio en Mí

Anura Ayurveda
21 Diciembre 2022

Tres disciplinas tradicionales originarias de la India, buscan el equilibrio en el ser humano, y de la mano con el Ayurveda, crean bienestar físico, mental y espiritual.

He venido practicando más de 15 años Meditación, Pranayama, y los últimos 5 años Yoga.

Tres disciplinas tradicionales originarias de la India, que buscan el equilibrio en el ser humano, y que de la mano con el Ayurveda crean bienestar físico, mental y espiritual.

Cuando llegué a cada una de ellas, fue en momentos de mi vida en los que sentí sacudones profundos, y no fue hasta años después que me di cuenta de los valiosos aprendizajes que experimenté.

También me di cuenta que al mismo tiempo me llenaba de más información. Indagaba, buscaba respuestas, tenía cientos de libros y una infinidad de herramientas espirituales y de auto-conocimiento, todo en mi cabeza.

Si bien me ayudaban a ver el contexto y situaciones de otras personas de una forma más clara, y se me hacía fácil encontrar una salida a sus “problemas”; sentía que no me permitían ver-me y encontrar respuestas a mis “problemas”.

Fue cuando empecé a desaprender y a centrarme únicamente en las tres herramientas que me han cautivado cada vez más.

Debo decir, que al principio después de crear cientos de expectativas por todas las bondades que se menciona de ellas, tenía poco o casi nada de resultados de acuerdo a lo que mi “yo” creía que me iban a proporcionar.

Varios años paré de hacerlas porque no encontraba lo que mi yo buscaba. Ese éxtasis de sentirme liberada de pensamientos, de emociones, y obviamente de síntomas orgánicos en mi cuerpo; que tuve la oportunidad de sentirlos en algún retiro espiritual o en breves destellos de luz en mi mente, cuando me he convertido en mi propia observadora.

Y nuevamente las herramientas vinieron a mi vida en otros contextos, donde seguía buscando respuestas. Coincidió, aunque nada es coincidencia, que pasé momentos en los que cada vez más las actitudes de la gente me frustraban. Empecé a dejar cada vez a menos personas en mi entorno cercano, porque me habían “decepcionado”.

Un reducido grupo de gente cercana aguantó mis comportamientos indolentes y aceptó mi proceso de ese momento, en el que sólo sentía que necesitaba ser escuchada y aceptada.

Pedía todos los días al universo ya no despertar al siguiente día. Sentía cada vez como el corazón se hacía chiquito y selectivo, lleno de resentimientos, pensamientos sin cuestionar, perturbación frecuente, creando expectativas cada vez más rígidas.

Sin embargo, no dejé de practicar las tres herramientas a pesar de que había días en los que mi cabeza no paraba de crear pensamientos en cadena, como en una película en que los diálogos se interponen y colapsan unos con otros.

Debo decir que pensaba que me estaba volviendo loca y que muy pronto terminaría en un centro de reposo y tomando medicina química sintética. Pensaba que mi cerebro ya no estaba produciendo los químicos de debía generar, como lo he leído en varios reportes de medicina convencional.

Siempre buscaba una respuesta en la que no era responsable directa por lo que estaba atravesando.

Busqué ayuda con algunos terapeutas y coaches, incluso de otros países, intentando llegar a ese eslabón en mi vida que estaba desconectado. En varias terapias, llegué a recordar mediante varios ejercicios, momentos traumáticos de mi infancia. Me pedían que los escriba a diario, además de cartas, cartas y más cartas.

Fue así que pude comprobar en mí misma lo que el Ayurveda y la filosofía védica mencionan sobre los estados de análisis prolongados.  Al menos en mi caso, al principio me llevaron de las emociones reprimidas (Tamas) a la autoexpresión, a reflexionar y a seguir indagando (Rajas).

Sin embargo, cada vez sentía que me alejaba de un estado sátvico (Sattva), que es un estado de paz y tranquilidad. Con esto no quiero decir que hay malas o buenas terapias, simplemente que existen tantos caminos de sanación, cuantos seres humanos en el planeta.

Lo principal es darse cuenta cuándo estas emociones y pensamientos nos siguen causando sufrimiento y perturbación.

Permanecí algún tiempo en un estado de exceso de análisis, que no me permitía avanzar ni enfrentar todos los eventos pasados. El exceso de análisis no llega al nivel de Chitta, que es la mente subconsciente en la que se alojan nuestras emociones y sufrimientos, que a su vez retienen y bloquean el Prana.

Liberar el Prana bloqueado detrás de nuestros estados mentales no es un ejercicio intelectual. Para liberar el Prana necesitamos energizar el subconsciente, permitiendo que salgan patrones profundamente arraigados, y liberándolos. Una de las mejores maneras de hacer esto es practicar Pranayama, acompañado de la Meditación y del Yoga.

Fue cuando me di cuenta que con mis prácticas diarias, sin tener expectativas ni buscar resultados, mis aflicciones emocionales se iban liberando poco a poco, incluso si no analizaba las causas externas que originalmente las provocaron.

Incluso creo haber muerto y haber llegado a ese estado en el que ya nada importa, sin análisis ni reproches, con un ego aniquilado, dejando caer esas hojas para que nuevas salgan, y viendo como el mundo entero se convierte en mi maestro,

Ahora puedo confirmar que el Pranayama, la Meditación y el Yoga pueden usarse para limpiar nuestra consciencia más profunda y llevarnos a estados de mejor asimilación y aceptación.

Actualmente, con una mente más clara, se me hace cada vez más fácil observar y cuestionar algún pensamiento perturbador, cuando se me presenta y persiste. Es más, los recibo con anhelo, pues sé que cuando se presentan nuevamente, es porque aún están sueltas creencias e interpretaciones dentro de mí y que debo trabajarlas.

Ya no impongo mi pensamiento a la realidad, y puedo experimentar todo como realmente es, como pura gracia y libertad.

Sandy 🙏🏽❤️

Recuerda que las prácticas deben ser adaptadas a cada persona para que puedan dar mejores resultados. Pregúntanos cuáles serían las mejores para ti.

¡Hasta pronto y recuerda que, con Anura Ayurveda, puedes ser tu propio sanador / sanadora!

Anura

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